Es justo decir que algunos cambios importantes están teniendo lugar desde la inauguración del presidente Donald Trump el 19 de enero de 2025, a saber, una reversión de la orden ejecutiva del ex presidente Joe Biden sobre los riesgos de la inteligencia artificial (IA).
No hay duda de que la IA juega un papel principal en el desarrollo comercial y continuará haciéndolo a medida que la tecnología se convierta en un elemento básico en las industrias más rentables del país. La distribución de productos relacionados con la IA se ha convertido en un tema candente, especialmente con el aumento de los aranceles comerciales para los componentes electrónicos y los productos en los que se utilizan.
Ahora, el futuro es incierto. Es difícil saber si se tomarán las medidas adecuadas para gestionar el movimiento de bienes de IA, particularmente en los EE. UU., donde la Administración Biden ya había comenzado a implementar un marco proactivo para exportaciones seguras y consistentes.
Sin embargo, es probable que el nuevo gobierno reconsidere el marco de 2023 y su estrategia para el consumo y exportación de IA, especialmente ya que en ese momento recibió tantas críticas de las industrias. ¿Por qué tantos se oponen a la prohibición de exportación de chips de IA, y qué pasaría si se materializara?
Existen dos posturas en el debate sobre los chips de IA y su función en la sociedad. El argumento "a favor" está impulsado por la demanda económica. La IA ha demostrado su valor en innumerables aplicaciones a nivel mundial, ayudando a empresas privadas y servicios públicos como la salud y la seguridad.
Los chips de IA, procesadores especializados diseñados para manejar cargas de trabajo de IA, son fundamentales para los avances tecnológicos. Su importancia se deriva de la creciente necesidad de soluciones inteligentes en ambos sectores, requiriendo chips avanzados para una mayor potencia computacional.
A medida que la IA se integra más en la sociedad, ralentizar su desarrollo, como a través de prohibiciones de exportación, podría tener efectos de amplio alcance. Sin embargo, es esencial una mejor gobernanza a medida que la adopción de la IA se expande con una regulación mínima hasta hace poco.
Los controles de exportación se están endureciendo a medida que evolucionan las tensiones entre China y los EE. UU. Estas dos potencias globales dominan los sectores de PCB y semiconductores, y los aumentos de tarifas comerciales, junto con restricciones más estrictas, son problemas prominentes. Aunque un gobierno Demócrata puede haber moderado algunas políticas anteriores, la competencia geopolítica sigue siendo un motor clave.
La estrecha relación comercial entre China y los EE. UU. impacta significativamente en el sector, dando forma al futuro de la IA y la disponibilidad de componentes. Ya sea que las disputas persistan o se priorice el acceso global a la IA, los efectos secundarios pueden redirigir los suministros de chips y reducir las opciones de la cadena de suministro.
A tan solo seis días antes de que el presidente Biden dejara el cargo, el Gobierno de EE. UU. anunció nuevas restricciones a la exportación de chips de IA. Estas medidas tienen como objetivo controlar el uso potencial de chips de IA en aplicaciones militares que podrían amenazar la defensa nacional. Al mismo tiempo, tales restricciones reflejan estrategias competitivas a medida que los países se esfuerzan por localizar la producción de tecnologías críticas.
Esta tendencia hacia la localización se ha expandido más allá de los semiconductores para incluir tecnologías emergentes como la tecnología climática, vehículos eléctricos (EVs), y electrónica aeroespacial y de defensa. Al reducir la dependencia de las cadenas de suministro extranjeras, los gobiernos buscan reducir costos y asegurar autonomía estratégica en el paisaje tecnológico rápidamente avanzado.
Los chips de IA son críticos para aplicaciones militares y de defensa, sirviendo como componentes clave en armamento autónomo, sistemas de vigilancia y ciberseguridad avanzada. El gobierno de EE. UU. ha expresado temores de que adversarios como China podrían usar chips de IA fabricados en América para mejorar sus propias capacidades militares, representando una amenaza directa a la seguridad nacional.
Restringir las exportaciones de semiconductores potentes para uso de IA es un medio para controlar el flujo global de tecnologías de alto rendimiento y asegurar que no sean aprovechadas por otras naciones para socavar intereses estratégicos.
Las medidas de control de exportaciones sirven para proteger el dominio de EE. UU. y localizar el uso de semiconductores. EE. UU. es el hogar del diseño de chips líder y de la fabricación avanzada, y las restricciones buscan prevenir la erosión de su liderazgo en este espacio.
Además, EE. UU. es muy consciente del robo de propiedad intelectual, que le cuesta al país USD $600 mil millones anualmente. El proteccionismo económico también beneficia a los productores domésticos, permitiendo a los fabricantes de chips estadounidenses una mayor participación en el mercado.
Es aquí donde ocurrirá el principal cambio en 2025, ya que se reconsiderarán las regulaciones introducidas por el gobierno anterior. Si bien las preocupaciones económicas y de seguridad han impulsado estos cambios, la nueva administración debe navegar cuidadosamente tanto las necesidades de la industria como las realidades geopolíticas. La Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA) ya ha expresado preocupaciones al liderazgo actual, instando a claridad sobre el futuro de las exportaciones de chips.
Existen riesgos inherentes asociados con el uso de semiconductores de calidad inferior, pero cualquier prohibición de exportación también debe considerar el impacto más amplio de restringir el acceso a chips de alto rendimiento.
Tanto las organizaciones del sector privado como del público podrían sentir las consecuencias de una prohibición de chips, particularmente en lo que respecta a la ciberseguridad, la salud nacional y la seguridad. Desde la infraestructura inteligente hasta la defensa, estos impactos serían sentidos por proveedores de partes, fabricantes, productores de bienes de consumo y minoristas.
El actual período presidencial, junto con la evolución de las tecnologías de IA, trae incertidumbre a medida que crecen las tensiones internacionales. La industria de semiconductores está ansiosa por discutir su futuro bajo un nuevo liderazgo, pidiendo una consideración cuidadosa tanto de la seguridad como de la innovación para asegurar el progreso en el paisaje tecnológico que avanza rápidamente.
A medida que países como China y los EE. UU. se esfuerzan por la autosuficiencia, también deben equilibrar los impactos de la IA en la salud pública, el transporte, la defensa y el sector privado para asegurar que tales medidas drásticas se alineen con sus intereses.
A medida que la conversación sobre las exportaciones de chips de IA continúa evolucionando, estar informado y ser proactivo es más importante que nunca.
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